Los efectos de la crisis energética

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En Buenos Aires apenas empieza el calor comienzan los problemas con la electricidad y aparecen pequeñas historias de las consecuencias de esa eterna crisis, hoy nos tocó a nosotros.

Hoy murió Dita Davidovich, una enfermera jubilada que trabajaba en un consultorio médico de barrio norte para completar su magra jubilación.

Dita trabajó muchos años en el hospital Durant como supervisora de enfermería y con un poco mas de 70 años, llevaba mucho tiempo como secretaria de un médico dermatólogo. El miércoles pasado, no había luz en el edificio donde trabajaba, (como viene pasando este último tiempo en incontables sitios de Buenos Aires). Al no poder utilizar el ascensor y por la escasa luz reinante, ella cayó por las escaleras. Estuvo en coma hasta hoy.

Dita era mi tía del corazón, ya que había estudiado enfermería con mi madre, en la Cruz Roja, allí por los años 1956-59, era también instrumentadora.

Dita era la madrina de Valeria, la llamé el jueves para ir a visitarla, ya que ese día no trabajaba y le dejé un mensaje, sin saber que desde el día anterior luchaba por su vida en un sanatorio.
Yo debía volver a Canadá al día siguiente, y pensando que estaba de paseo, me despedí por el contestador y le dejé el obsequio a mi hijo para que se lo entregara cuando la viera.

No pude despedirme...y eso es algo que nos pasa y nos pasará a los que estamos lejos de nuestros afectos, por eso le brindo este homenaje virtual y un recuerdo querido que trasciende la distancia.

Qué maravilloso es Internet! Yo escribí este post mas temprano y envié a una lista de correo argentina de enfermeros un recuerdo para Dita ya que supuse que algunos la conocerían. A la hora recibo un correo del jefe de emergencias del hospital Fernández, donde me contó como llegó Dita y todo lo que humanamente pudieron hacer y pude reconstruir sus últimos momentos, además él pudo enterarse por mi nota de que era una colega suya, ya que las informaciones del SAME eran confusas.


Publicadas por Ale Marge
 
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J-oda - 6:12 p. m.

Hola.

A veces no necesitamos estar cruzando cielos para estar lejos de nuestros afectos. Que segura estoy que, mientras estuvo a tu alcance, le brindaste a Dita aquello que tanto deseamos los seres humanos: afecto, oidos, hombros, brazos y pies de otros para tomar fuerzas y seguir.

Si no sincronizó tu estadía con la situación de Dita, seguramente es porque debes recordarla de otra forma, y no agonizando. Aun cuando se lee en tus letras que hubieses hecho lo posible y lo imposible, tal como El Dr. y su equipo manifestó haber hecho.

Ánimo, que Dita está muy bien donde se encuentra ahora.

(Venía inicialmente a presentarme. Estamos juntas en el Dedafío de Tulip. Vine por el blogroll que preparó otro desafiante, Gabriel. Saludos desde mi ahora)

Irmina - 8:50 p. m.

La impotencia duele, sí, pero duele más el "si yo hubiera..."
Por eso me gusta tanto el poema "en vida, hermano, en vida".
Porque cuando recordamos a nuestros afectos que han partido los recordamos no por su ausencia ni por su muerte, sino por su vida y por como incidieron en la nuestra y la nuestra en la de ellos.
Como dijo J-oda, recordarla en otra forma (y no sufriente) es mejor.
Pero lo realmente mejor es que ella ya no sufre, y que la alegría y el amor de una ENFERMERA al cuidar de quienes la necesitan es tu real homenaje para ella ¿me equivoco?
Fuerza y un abrazo!

Anónimo - 9:34 p. m.

Tuve la suerte de hablar con ella hace poco y decirle cuanto la quiero, pero igual es difícil no poder despedirse. Así que, aprovecho el post para decirle “Hasta siempre” a la persona más dulce que he conocido…

Ale Marge - 10:46 p. m.

Gracias por estar ahí y reconfortarnos.
Un abrazo
Alejandra

mardevientos - 7:23 a. m.

ALE!! que tristeza esa coincidencia del mensaje en el contestador, pero sobretodo que tristeza ese "destino" de caer por las escaleras por el ahorro de energia..!
Que vale mas.. una vida, los cortes energeticos, o la posibilidad de encender el aire acondicionado unas horas mas?

Gabriel - 7:40 a. m.

Una historia muy tocante, Ale (que Guillermo levantó en su blog hoy).

Me llegó mucho tu último párrafo acerca de la gente de la que no podés despedirte, es un tema recurrente de conversación entre nosotros.

Ale Marge - 10:12 a. m.

Gracias amigos, fue para mi muy triste, pero a su vez, tuve el reconfort de mi familia, de ustedes y de los varios enfermeros de la lista "Enfermeros de América" que conocieron a Dita y se solidarizaron con el suceso.

Psicóloga argentina - 9:28 p. m.

Una historia impactante, Alejandra... En tu recuerdo ese mensaje en el contestador de Dita tendrá el sabor de lo que no pudo ser. Y es también un click fuera del tiempo (y no por eso menos real) de una escena que las muestra a ambas en su relación de afecto. Es bueno que la recuerdes viva...

Anónimo - 10:48 a. m.

Ale:fue muy lindo tu homenaje a Dita que fue parte de nuestra vida familiar en las buena y las malas.tuvimos 54 años de amistad,y a pesar de mi gran tristeza,incremente mi gran fe en Dios,cuando me levante el dia de nadidad y me gui a visitarla.El primer dia que sali sola ,tren y doa colectivos, sin miedocon mi baston a cuestas.Alguien me llevaba de la mano. Ahora rezo por su alma que no dudo esta esta junto a la luz,y su espiritu nos acompañara siempre mama.

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